¿Por qué tengo que ir al fisio?
Hola, soy Adrià, fisioterapeuta especializado en el CrossFit y en este artículo vamos a aclarar algunas dudas que pueden surgir a la hora de ir al fisio.
A lo largo de todo el tiempo que llevo en el CrossFit he visto varios atletas que no han encontrado la manera de avanzar en sus lesiones, teniendo que limitar su actividad deportiva y, en algunos casos, teniendo que abandonar por completo la actividad deportiva.
¿Qué ha podido fallar en la mayoría de estos casos?
Probablemente no recibieron una atención a la altura de sus necesidades y, por desconocimiento, no acudieron al fisioterapeuta cuando era necesario.
A continuación, mencionaremos las principales dudas que soléis tener a la hora de ir al fisio así como las “excusas” que se suelen poner para no ir, y las intentaremos responder de la manera más sencilla posible para que, llegado el momento, tengáis suficiente información para poder decidir.
Vamos a ello,
¿Cuáles son las dudas o “excusas” más usuales a la hora de ir al fisio?
La primera duda más común y más normal que aparezca es:
¿Cómo sé si debo ir al fisio?
De forma general, recomendaría ir al fisio si notamos dolor o molestia que no mejora en 2-3 días y que condiciona o limita nuestra actividad deportiva o incluso actividades del día a día. Otros puntos importantes que serían razón suficiente para acudir al fisio serían:
– Dolor que aumenta o persiste a lo largo del entrenamiento
– Dolor que mejora con el calentamiento pero vuelve al acabar el entreno o al mover cargas altas
– Dolor persistente, nocturno o que dificulta el sueño
– Pérdida de movilidad
– Pérdida de fuerza en determinados rangos del movimiento
Por otro lado, debemos dejar claro que DOLOR ≠ LESIÓN.
Este tema da para varios posts, ya que el dolor es un proceso bastante complejo. Hoy nos quedaremos con estos puntos:
Por todo esto, si nos encontramos en una situación como la descrita anteriormente, el fisioterapeuta será el profesional sanitario que mejor nos podrá valorar, tratar y asesorar. De este modo, podremos saber si el dolor se debe a una lesión real en alguno de nuestros tejidos (músculo, tendón, ligamento, …) o si se debe a que estamos sometiendo a un estrés demasiado alto alguno de ellos.
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En cada caso variará la forma en que se debe abordar el problema. Si hay una lesión estructural tendremos que tener en cuenta el tiempo de recuperación del tejido durante el tratamiento. Si no hay lesión, deberemos averiguar que está haciendo saltar las alarmas y solucionarlo para evitar que acabemos lesionados o disminuyamos las posibilidades de que eso ocurra.
Trabajar la fuerza, la movilidad, adaptar las cargas así como transmitir al paciente la información necesaria para que entienda el problema y lo pueda solucionar son algunas de las herramientas más potentes que puede utilizar el fisioterapeuta en estos casos.
Como sonsejo, siempre recomiendo que busquéis a un fisio que tenga experiencia en vuestro deporte, en este caso en CrossFit. Es importante que conozca las exigencias propias de esta disciplina, los gestos, los movimientos, la metodología de entrenamiento, … Así os entenderá mejor, sabrá interpretar qué está sucediendo y como puede ayudaros.
Llegados a este punto, algunos os preguntaréis:
Tengo dolor que desaparece al acabar el ejercicio o en un par de días
¿A qué se debe?, ¿Debo preocuparme? En estos casos solemos tener dos situaciones:
- Dolor o molestia durante el entrenamiento.
- Dolor o molestia post-entrenamiento.
Vamos por puntos,
1. Durante el entrenamiento:
Esta sensación de dolor está provocada, en gran parte, por la compresión de los receptores nerviosos y demás tejidos, como los vasos sanguíneos, debido al aumento del volumen muscular en las zonas que estamos trabajando ya que acumulamos más sangre (nos solemos referir a esta situación como «congestión»).
En el momento que paramos de realizar el ejercicio, todo empieza a volver a su estado basal (normalidad).
Por poner un ejemplo, sería esa sensación de quemazón y/o presión que notamos en los muslos en las últimas repeticiones de backsquat o en los bíceps cuando acabamos las 100 pull ups del Murph.
Además, podemos utilizar esta sensación para ajustar y controlar la carga del ejercicio o entrenamiento. Para ello existe el RPE o Rate of Perceived Exertion, una escala del 1 al 10 dónde del 1-4 hablaríamos de un esfuerzo muy liviano e iríamos subiendo hasta llegar al 10 que significaría un esfuerzo máximo.
En este caso, ten en cuenta que no es recomendable entrenar siempre con sensaciones cerca del 10. Programa bien tus sesiones y selecciona el nivel de intensidad de acuerdo a tus capacidades y objetivos.
2. Post-entrenamiento:
La presencia de dolor debido los entrenamientos puede considerarse algo «habitual» si hablamos de dolor tolerable.
Suele describirse como un dolor que del 0 al 10 en la escala del dolor se sitúa alrededor del 3-4, lo que podría calificar-se más de una molestia.
El caso más común es la aparición de DOMS (Delayed Onset Muscle Soreness) o más conocidas como «agujetas«, suelen cursar con un aumento o pico de las molestias las 48h-72h. Durante este intervalo de tiempo es importante controlar la carga de los entrenamientos para permitir una buena recuperación de nuestro cuerpo.
Nos podemos referir, por ejemplo, al dolor que podemos notar en los cuádriceps depués de un entrenamiento a altas repeticiones de backsquat pesado o las molestias en las lumbares/muslos el día posterior a una sesión de deadlift.
Este tipo de dolor aparece cuando realizamos movimientos que todavía no controlamos o movemos cargas/volúmenes por encima de nuestras capacidades. Esto es necesario para poder generar adaptaciones en nuestros tejidos que nos permitirán tolerar estas cargas, volúmenes y movimientos en un futuro.
Que aparezcan agujetas no significa que hayamos provocado una lesión (por ejemplo las agujetas en las lumbares después de hacer deadlift). Pero sí que puede ser una señal de que nos hemos pasado con la carga, que nuestro cuerpo todavía no está preparado para ella.
Es estos casos, no es para nada recomendable estar siempre con agujetas. Planifica bien tus entrenamientos y permite que tu cuerpo pueda recuperarse bien de cada sesión. En caso de aparezcan, no te alarmes, simplemente se consciente de ello y actúa en consecuencia (disminuir carga, cambiar tipo de entrenamiento, …).
Después de todo,
Podemos tener dolor con o sin lesión, por lo que un buen diagnóstico y valoración por parte de un fisioterapeuta es muy importante. Tener dolor es normal y forma parte de los mecanismos que tiene nuestro cuerpo para protegernos frente una amenaza, si sabemos porqué ocurre y actuamos en consecuencia lo podemos solucionar.
Debemos saber diferenciar entre los diferentes tipos de dolor y contextos en los que se producen. No es lo mismo el dolor tipo «agujetas» que el dolor constante al hacer ciertos movimientos. Cada uno de ellos tendrá un pronóstico y abordaje distintos.
Eso sí, en ambos casos, 100% recomendable contar con la ayuda de un profesional que os sepa guiar. En un primer momento, en presencia de dolor, será el fisioterapeuta el más indicado. Podrá descartar que se trate de algo grave y abordar el problema de la mejor forma posible.
Más adelante, el mismo fisioterapeuta, si tiene formación en entrenamiento, o el entrenador, serán figuras en las que podemos apoyarnos para seguir mejorando y saber que estamos haciendo bien las cosas.
¿Es muy caro?
Dentro del mundo sanitario, los fisioterapeutas, como profesionales del sector, en general no somos de los mejor pagados. Podemos discutir las razones, pero es un hecho.
Dicho esto, cuando acudes a un fisioterapeuta estás acudiendo a un profesional sanitario que te va a escuchar, valorar e intentará comprender que es lo que te está pasando para darte el mejor tratamiento y herramientas disponibles. Todo esto, para que puedas recuperarte del dolor o lesión lo más rápido posible y con garantías.
Para llevar esto a cabo, no solamente son los 30 o 60 minutos de sesión presencial. Hay un trabajo «extra» que hacemos en otros momentos dónde revisamos la historia clínica y el tratamiento, monitorizamos la evolución, buscamos información y planificamos las fases de la recuperación. Además, estamos disponibles para atender dudas y aportar los conocimientos clave al paciente para que tenga herramientas útiles que le permitan afrontar el problema.
Los fisioterapeutas, en general, somos de los que damos más importancia a estar al día y gastamos más tiempo y dinero en formación. Es una profesión en constante evolución y la mayoría de nosotros, tal vez por la misma vocación, intentamos no quedarnos atrás.

Debido a la evolución y crecimiento constantes, la fisioterapia se está alejando del marco más tradicional de solo camilla y masaje con un enfoque estructural y mecanicista, para situarse en el marco del razonamiento clínico, enfoque biopsicosocial y el uso del ejercicio como herramienta muy potente sin olvidar otras técnicas propias de la profesión como la terapia manual.
Como en todas las profesiones y servicios, hay la posibilidad que deis con alguien que no cumpla mínimamente con vuestras expectativas. Para intentar evitarlo:
Siendo un poco más directo, ¿cuanto dinero puedes llegar a gastarte en rodilleras, suplementos, accesorios, terapias alternativas y un largo etc para intentar mejorar el dolor, movilidad o molestias? Sea poco o mucho, es demasiado, pues no va a cambiar sustancialmente tu situación.
Acudiendo a un fisioterapeuta a tiempo ahorrarás tiempo y dinero.
¿Debería estirar más para evitar lesiones?
Hoy en día sabemos que realizar estiramientos no tiene un impacto relevante en el aumento de las capacidades físicas ni en los marcadores de salud general.
Es más, en algunos casos se recomienda no realizar estiramientos porque pueden influir negativamente en el rendimiento o incluso aumentar el riesgo de lesión en deportes que requieren de cierta rigidez (o «stiffness«) como es el caso del CrossFit u otros como el fútbol, baloncesto, …
Por contra, en otros deportes como pueden ser el patinaje artístico o el ballet, los estiramientos pueden tener su utilidad puesto que estas disciplinas requieren de mucha flexibilidad. El contexto es clave.
Siguiendo con la intención de mejorar nuestro estado de «fitness«, existen otras capacidades que sí que causan beneficios importantes en nuestra salud como el entrenamiento de la fuerza, y que a su vez nos pueden servir para mantener y mejorar la flexibilidad o movilidad si es esto lo que estás buscando.
En presencia de dolor, muchas veces caemos en el error de relacionarlo directamente con una falta de movilidad o de flexibilidad, cuando éstos son factores secundarios. Otros factores como la progresión de la carga, las adaptaciones que producimos a ella o el descanso son mucho más importantes y no les prestamos tanta atención.
Para mejorar esa movilidad o flexibilidad decidimos realizar estiramientos, pero debemos tener en cuenta que:
Por estos motivos, es importante que un fisioterapeuta valore vuestra situación para determinar las causas y os pueda guiar en los ejercicios que sí debéis realizar y vayan a tener un impacto positivo en el desarrollo de vuestra lesión o dolor. Si para mejorar es necesario trabajar la movilidad, obtendréis las herramientas precisas para conseguirlo.
¿Si descanso unos días, mejoraré?
No, descansar abandonando cualquier actividad física o deportiva no va a hacer que te recuperes antes. El descanso bien planificado es esencial en cualquier programa de entrenamiento, pero para mejorar nuestros problemas físicos, el descanso total no va a ser una buena opción.
Una vez determinadas las posibles causas de tu dolor o lesión se debe planificar un trabajo activo con el objetivo de recuperar y mejorar las capacidades necesarias (fuerza, control, movilidad, …). Si hay lesión de algún tejido, respetando sus tiempos de curación.
Debemos entender la recuperación de lesiones como el entrenamiento en presencia de dolor o lesión.
Probablemente con el descanso mejoren los síntomas, básicamente porque estaremos disminuyendo las demandas sobre los tejidos y estos recibirán menos estrés, estimulando menos receptores que nos informan de estímulos potencialmente peligrosos.

Dicho de otra forma, si experimentamos dolor al levantar «X» kilos o al saltar o al realizar alguna actividad metabólica como remar, en el momento que dejemos de hacerlo ya no estimularemos los receptores de los tejidos implicados en esas actividades por encima de los umbrales que disparan la percepción de dolor.
Por otro lado, es importante recordar que periodos prolongados de descanso o inactividad también disminuyen su tolerancia a la carga. Por lo que, si después de unos días de descanso nos encontramos mejor y decidimos volver a entrenar seguramente volvamos a sentir dolor y corremos el riesgo de empeorar la situación.
En estos casos, el fisioterapeuta te ayudará a adaptar los ejercicios para seguir con la actividad deportiva si es posible, controlará la carga y tendrá en cuenta lo necesario para garantizar tu vuelta al deporte.
¿Me he lesionado por mala técnica?
Otra suposición poco probable. Si bien es cierto que los movimientos se enseñan con una técnica concreta y cumpliendo ciertos puntos, también sabemos que todo ejercicio tiene un espectro de posibilidades de ser realizado, y todas pueden ser correctas.
Cada persona tiene una anatomía distinta y patrones de movimiento determinados (estrategias motoras) que van a configurar un movimiento único para cada ejercicio. Con esto, no quiero decir que todo vale, simplemente que no hay una única manera de hacer los ejercicios y debemos contemplar el hecho de que existen variaciones en cada persona.
¿Cuántas maneras diferentes de hacer un clean, un peso muerto o incluso dominadas podemos ver en atletas? Pues muchas, diferentes agarres, diferentes set-ups, …y todas están “bien”.
Cada persona hará el movimiento de la manera más eficiente que su sistema crea o de la manera que éste responda a ciertos estímulos. Esto irá cambiando con el tiempo, el sistema aprenderá y creará nuevos patrones de movimiento y estrategias más eficientes.
¿A caso tu técnica en clean es la misma ahora que el primer día de clase?
Esta manera de entender el movimiento en fisioterapia nos permite saber si realmente la técnica de ejecución del ejercicio puede estar jugando un papel importante en la evolución del dolor o la lesión.
Por último, hay indicios de que una actitud perfeccionista en atletas en relación a la técnica de ejecución puede comportar un aumento del riesgo de lesión. Probablemente, porque comporta una actitud de hipervigilancia (están demasiado pendientes y enfocados en la postura), añade estrés (peor recuperación) y distorsiona el foco de atención (empeora la ejecución del ejercicio).
No os agobiéis si vuestro snatch no se parece a los que hacen en las olimpiadas. Si no duele, os parece suficientemente cómodo y mantenéis los standares mínimos del movimiento, seguid trabajando. Con el tiempo, iréis mejorando las estrategias motoras para ese movimiento concreto y cada vez seréis más eficientes.
Controlad la carga y realizad trabajo de técnica para mecanizar el movimiento e ir mejorándolo.
Pero como decía al inicio, ¡no todo vale! Si por contra, os notáis incómodos, el movimiento es aberrante y no mantenéis el mismo movimiento en el tiempo (a lo largo del entrenamiento) mejor buscad alternativas o regresiones del ejercicio para trabajar la base antes de avanzar a movimientos complejos.
¿Tengo que hacer más ejercicios “correctivos”?
La respuesta va un poco en la misma línea de “la buena técnica”, pensar que el dolor viene únicamente por una descompensación, mala postura o falta de movilidad y la solución es corregirla es caer en una visión reduccionista.
El dolor es algo más complejo que esto. Si bien es cierto que estos factores pueden tener su relevancia, y debemos tenerlos en cuenta, solo estaríamos contemplando el aspecto mecánico y los síntomas.
Fijarnos demasiado en ellos e intentar corregirlos mediante ejercicios «correctivos» puede hacer que dejemos de dar importancia a otros aspectos del entrenamiento más importantes y que realmente vayan a tener un impacto positivo a nivel de salud o rendimiento.
Podríamos decir que dedicar tiempo a este tipo de ejercicios bajo la premisa de corregir aspectos como la postura o descompensaciones nos puede estar quitando tiempo que podríamos dedicar a trabajar otras capacidades las cuales serían más importantes.
De tal manera que no solo nos estancaremos en la evolución de nuestra lesión si no que, además, podemos ver como nuestro nivel de «fitness» disminuye con el tiempo.
Los ejercicios correctivos pueden tener cabida en el ámbito deportivo pero no pueden suplir el papel del trabajo de fuerza o el control de cargas. Además, no está muy claro que realmente vaya a mejorar nuestro rendimiento o dolor ya que, como hemos dicho antes, están basados en una visión principalmente mecánica.
Y como hemos dicho en el bloque anterior respecto a la técnica, cada persona tendrá unas estrategias motoras distintas para cada movimiento.
En los casos que detectamos una incongruencia en ese movimiento, podemos incluir un trabajo específico para mejorarlo. Personalmente, evito la palabra «correctivo» puesto que se da por hecho que el paciente tiene un error o defecto y su connotación es negativa (nocebo).
Des de la fisioterapia deportiva, tenemos en cuenta todos los factores que influyen en el dolor y en cuales debemos actuar de manera precisa.
¿Debería tomar antiinflamatorios?
Aunque puedan mejorar el dolor a corto plazo, lo más probable es que no solucionen nada y además supongan un obstáculo para la recuperación de tu cuerpo.
La mayor parte de dolores, de origen no-traumático, que aparecen en la práctica deportiva son a causa de un exceso de carga en los tejidos y no comportan un proceso inflamatorio que requiera de antiinflamatorios.
Otra vez, la recuperación pasa por averiguar las causas y trabajar en consecuencia. Adaptando los entrenamientos y controlando las cargas hasta recuperar la función y el estado físico.

Sabemos que el uso de estos medicamentos tampoco mejoran las “agujetas” y su uso prolongado puede afectar al desarrollo muscular. Además, sobretodo en lesiones tendinosas tienen un impacto negativo en los mecanismos de reparación del tejido.
De forma general, desaconsejaría la toma de este tipo de medicamentos a no ser que el dolor sea a causa de una lesión con un importante componente inflamatorio que pueda justificar su uso.
¿Me va a hacer daño?
Aunque esta idea está bastante instaurada en la sociedad y hay personas que incluso relacionan el dolor con mejoría («si duele cura»), resulta que no es así.
No hay ninguna razón por la que sea imprescindible aplicar técnicas que resulten dolorosas o con la intención de provocar dolor. Para recuperarte de una lesión no es necesario que te pinchen, te aprieten o te electrocuten, entre otras cosas.
Por otro lado, es cierto que existen algunas técnicas invasivas, como la punción seca, o técnicas manuales que pueden provocar dolor y que de forma complementaria suelen utilizarse con la intención de mejorar los síntomas a corto plazo y de forma aguda.
En estos casos entra en juego el criterio clínico de cada fisioterapeuta, que teniendo en cuenta el contexto y el riesgo/beneficio decida aplicar o no este tipo de técnicas. De todos modos, no pueden convertirse en la base del tratamiento ni debemos darles más relevancia de la que realmente tienen.
Además, existen muchas otras técnicas de terapia manual que pueden ayudarnos a reducir los síntomas a corto plazo de manera más agradable y cuentan con un respaldo científico considerable.
Y eso sin olvidarnos del ejercicio, el cual se ha situado como una de las herramientas más potentes actualmente en fisioterapia para el tratamiento de lesiones y de dolor.
Por lo tanto, no os preocupéis porque os vayan a hacer daño. Las claves para una buena recuperación, por parte de los fisioterapeutas, son un buen razonamiento clínico (para averiguar la causa del problema y trabajar en base a ella), educación del paciente (daros las herramientas y conocimientos necesarios para que podáis auto-gestionaros) y ejercicio. Ninguna de estas 3 cosas os va a doler.
A partir de ahí, como fisios tenemos otras herramientas que nos identifican como la terapia manual que puede resultar muy útil en determinados momentos o, como ya hemos dicho, técnicas invasivas (como la punción seca) que pueden resultar dolorosas pero solo se realizaran en contextos determinados y dependiendo del criterio del profesional, siendo prescindibles.
Como pacientes, debemos tener claro que para recuperarnos de nuestras lesiones o dolor tendremos que ser partícipes de manera activa del mismo proceso. Buscar a un buen fisioterapeuta que nos guíe en este camino es esencial.
Una vez aclaradas las dudas más frecuentes…
¿Qué deberíais esperar de nosotros?
Para empezar, somos los profesionales sanitarios más cualificados para tratar dolor o lesiones del sistema neuromusculoesquelético y con más herramientas para hacerlo de manera conservadora y con buenos resultados.
Tenemos en cuenta todos los factores que pueden influir en el desarrollo del dolor o de la lesión más allá de aspectos puramente mecánicos o de pruebas de imagen.
No tratamos patologías, tratamos personas con problemas y somos conscientes de ello. Toda lesión o dolor va a afectar, en mayor o menor medida, a nuestro nivel de estrés, preocupación o expectativas. Abordar estos aspectos, forma parte del tratamiento.
Para llegar a la fuente del problema nos basamos en el razonamiento clínico, el cual comporta un proceso riguroso de la obtención y gestión de la información, permitiéndonos ser lo más precisos posibles.
Os vamos a ayudar a recuperaros de vuestra lesión o dolor sin que tengáis que dejar de realizar ejercicio físico. De hecho, entendemos la recuperación de las lesiones como “entrenar en presencia de dolor”.
Para ello, a parte de las técnicas que os podamos realizar en camilla, programamos ejercicio terapéutico con las regresiones y progresiones que hagan falta para ir avanzando en la lesión y poder ir generando los cambios que necesitamos en la fuerza, movilidad o en la tolerancia de los tejidos. Lo monitorizamos con un control de las cargas del entrenamiento y de los diferentes parámetros como la intensidad, el volumen, la frecuencia o el dolor.
Todo esto, lo aplicamos gracias a una valoración completa y toma de datos previas para saber dónde y cómo debemos actuar para obtener las mejoras que queremos.
Para que tengáis seguridad cuando entrenéis por vuestra cuenta, os podemos dar herramientas para adaptar vosotros mismos los ejercicios y saber hasta dónde podéis llegar.
Resolveremos vuestras dudas para que estéis más tranquilos y seguros con lo que hacéis.
Además, estamos en contacto con otros profesionales de la sanidad y la actividad física que pueden resultar de mucha ayuda en determinadas fases de la recuperación (entrenadores, nutricionistas, podólogos, psicólogos…).
Nuestra intención es que os podáis recuperar mejor, más rápido y mejorar vuestras capacidades físicas de cara a volver a entrenar o competir con las máximas garantías y confianza posibles.
Por último, recordad que como profesionales sanitarios nos apoyamos en la evidencia científica más actual, en la experiencia clínica y estamos en constante aprendizaje para daros el mejor tratamiento posible.
Si todavía tienes dudas o quieres que hablemos con más profundidad de alguno de estos temas puedes dejarlo en comentarios.
Gracias y ¡Hasta pronto!